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Destacado NICOLÁS ENRÍQUEZ DE VARGAS Virgen del Apocalipsis con San Miguel arcángel y San Juan Evangelista, 1741 NICOLÁS ENRÍQUEZ DE VARGAS Virgen del Apocalipsis con San Miguel arcángel y San Juan Evangelista, 1741

NICOLÁS ENRÍQUEZ DE VARGAS (1704- 1790)
Virgen del Apocalipsis con San Miguel arcángel y San Juan Evangelista, 1741

 

Óleo sobre cobre. 104,5 x 84 cm.
Firmado y fechado: "Nicolaus Enriqz fac. Dñi. 1741".
Inscrito en el cobre: "Michael u Angeli eius Proelia dantur cum dragone cum dragone & drago pugnabat & Angeli eius: Apocal. cap. XII. Num. 7. 8".
 
PROCEDENCIA:
Antigua colección condes de Campo de Alange, marqueses de Guadalcázar (recogido en el Archivo Moreno con número de inventario "03216_A").


 
Excepcional cobre, de inusual tamaño, pintado por Nicolás Enríquez en 1741, hasta ahora conservado en una colección particular. Probablemente formara parte de una serie de cuatro óleos sobre cobre dedicados a la vida de la Virgen. De esta misma serie es la Asunción de la Virgen, óleo sobre cobre, 105 x 84 cm, firmado en 1744, que fue subastado en Chrisitie's Nueva York, el 20 de noviembre de 2018, lote 21 posicionándose como la obra más cara del artista en subasta.
 
Nicolás Enríquez, posiblemente nacido en Guadalajara o ciudad de México, fue un importante pintor novohispanos activo entre 1722 y 1770. Junto con el pintor José de Ibarra, fundó la Academia de pintura en la ciudad de México hacia 1722 que, posteriormente, fue dirigida por los hermanos Juan y Nicolás Rodríguez Juárez.
 
Pintada sobre cobre, soporte ya utilizado en el siglo XVI en Italia y Flandes e introducido en Nueva España en el siglo XVIII. Fue el soporte predilecto de Enríquez, ya que se ajustaba a sus exigencias pictóricas y permitía en sus composiciones una factura uniforme de ricos efectos lumínicos.
 
La obra que presentamos, “La Virgen del Apocalipsis” de magnifica y dinámica composición corresponde con lo narrado por San Juan en el capítulo 12 del libro del Apocalipsis. Se trata, sin duda, de una obra ambiciosa y de un preciosismo inigualable, con la que Enríquez se consagra como uno de los pintores más destacados de su tiempo.
En el centro de la composición, la Virgen como Inmaculada, alada, vestida de blanco y envuelta en un manto azul con el Niño entre sus brazos. Sus pies reposan sobre la luna menguante, que rodean unos ángeles danzantes. Una gran aura de doce estrellas rodea su cabeza. A su espalda, el sol que, con sus rayos, nos ilumina la escena. Rodeando a la Virgen, ángeles músicos y portadores de los atributos de la Virgen. En la parte inferior, San Miguel Arcángel con un séquito de ángeles que luchan contra el dragón de las siete cabezas. San Miguel, blandiendo su espada y su escudo, parece suspendido en el aire en el momento de su ataque. A la derecha, se advierte la presencia de San Juan Evangelista, de pie, con sus atributos más habituales, el libro y el águila. El libro hace alusión a su faceta de escritor, tanto del evangelio como del Apocalipsis, y el águila, símbolo del Tetramorfos. Cerrando la composición la figura de Dios Padre. Es asombrosa, la destreza con la que Enríquez ha emprendido la obra, con un dibujo muy cuidado y un rico colorido va definiendo a cada una de las figuras que van componiendo la escena. Prácticamente parece una enciclopedia de expresiones humanas y divinas, a las que infunde una luz plateada, casi celestial similar a la de una joya.
 
Desde el punto de vista compositivo, aunque con variantes, se puede relacionar “La mujer del Apocalipsis o Glorificación de la Virgen de la Inmaculada Concepción”, pintada por Cristóbal de Villalpando, h. 1685- 1686, óleo sobre tela, 899 x 766 cm, conservado en la Sacristía de la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México. Con ello, Enríquez, miró al pasado artístico de México en busca de inspiración afirmando la pintura mexicana y no europea como fuente de creación artística.
De misma temática “Virgen del Apocalipsis” se conservan las siguientes obras: de Juan Correa h. 1689 en el Museo Nacional del Virreinato, Tepozotlán; de José de Ibarra conservada en el Museo Nacional de Arte, México y otra en la Pinacoteca de la Casa Profesa de México; de Miguel Cabrera, una, fechada en 1760 conservada en el Museo Nacional de Arte de México y otra, en 1756 en la colección Museo de Guadalupe, Zacatecas, de Miguel Vallejo en el Museo Regional de Querétaro, de Andrés López en el templo de la enseñanza de México y, por último, un escudo de monja en el Museo Andrés Blaistens.
 
Destacamos el buen estado de conservación de la obra.

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