Hijo de Valentín María de Zubiaurre Uriona, destacado compositor y maestro de la Real Capilla y de Maria Paz de Aguirrezábal. Nació sordomudo, hecho que le marcaría, inevitablemnte, en su vida y también en su pintura. Su formación comienza a los quince años, después de haber recibido clases del pintor Daniel Perea, en la Escuela de Bellas Artes de la Real Academia de San Fernando de Madrid.

Fue discípulo del paisajista Carlos de Haes y de los pintores Muñoz Degrain, Ferrant y Moreno Carbonero. Obtuvo una sólida preparación en el paisaje y el retrato demostrando un talento para el dibujo y a la que, también contribuyó su conocimiento del Museo del Prado, donde copió a los grandes maestros. En 1898, finalizados ya sus estudios, viaja con su hermano Ramón, también pintor y tres años más pequeño que él, por Francia, Italia y los Países Bajos.

En la capital francesa acuden a la Académie Julian; a la vez se interesan por la pintura moderna, en especial por el impresionismo, aunque sin llegar a recibir su influencia. Sus viajes le permitieron conocer a los grandes pintores europeos, Giotto, Fra Angelico, Botticelli, Tintoretto y Rembrandt a los que admiraría durante toda su carrera aunque siempre volvería a la enseñanza de los grandes maestros españoles, El Greco, Zurbarán, Ribera, Velázquez y Goya.

Dirige sus preferencias hacia los primitivos flamencos así como hacia artistas coetáneos españoles como Ignacio Zuloaga o Darío de Regoyos. También veremos influencias del Renacimiento en sus composiciones en la inmovilidad de las figuras y en el caracter de los rostros, que se enfrenta a la vitalidad de la pintura moderna del momento.  Su pintura se podría definir como ese gusto por pintar al pueblo llano, aldeanos y personajes vascos y castellanos con una admiración destacada hacia ellos y que así vemos en sus cuadros.

La obra de El Alcalde, representa todo lo que Valentín Zubiaurre quiso mostrar en su pintura. La figura, de una gran solidez, hierática, con carácter que se combinaban con un perfecto fondo de paisaje donde vemos su dominio del color que tiñe de un cierto simbolismo y de un espíritu reflexivo y melancólico.