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Destacado MIGUEL CABRERA Retrato de Don Francisco Antonio de Lorenzana y Buitrón 1767 MIGUEL CABRERA Retrato de Don Francisco Antonio de Lorenzana y Buitrón 1767

MIGUEL CABRERA (Oaxaca, 1695- Ciudad de México, 1768) 
Retrato de Don Francisco Antonio de Lorenzana y Buitrón (1722-1804) 
1767 

 

Óleo sobre lienzo. 96 x 79 cm. 
Firmado en la parte inferior derecha: “Michl. Cabrera pint 1767.”


 
Inscrito: “El ILL.mo Sr. Dr. Dn. Francisco Antonio de Lorenzana, y Buitrón, colegial q` fuè en el mayor de Sn. Salvador de Obiedo de la Ciudad de Salamanca, Canonigo doctoral de la Sta. Iglesia Cathedral de Siguenza; Canonigo, y Vicario General de la de Toledo Primada de las Españas; Abad de Sn. Vicente, Dignidad de dicha Sta. Iglesia Primada: del Consejo de su Magestàd, Obispo de Plasencia; y actual Arzobispo de la Sta. Metropolitana Iglesia de Mexico; tomò posesión del Arzobispado en 22, de Agosto de 1766, y reziviò el Sacro Palio en 8,, de Septiembre del mismo año. Natural de la Ciudad, de Leòn.”
 
PROCEDENCIA:
María de Lorenzana y Quiroga, 1886 La Habana, Cuba / 1901 Albacete, España.
Emma Undabeytia Lorenzana (hija de la anterior), Valencia, España. / 1936 Francia.
En propiedad de su nieto por herencia en Francia hasta 2023.
 
Francisco Antonio de Lorenzana y Buitrón vio la luz en León el 22 de septiembre de 1722. Su formación académica transcurrió en el prestigioso colegio mayor de San Salvador en Oviedo, perteneciente a la Universidad de Salamanca. Allí, destacó como colegial mayor. Posteriormente, ocupó importantes cargos eclesiásticos, como canónigo doctoral en la catedral de Sigüenza y vicario general de la iglesia primada de Toledo.
 
Su influencia en la esfera educativa fue notable, siendo encargado por Carlos III de la educación de los hijos de su hermano, Luis Jaime de Borbón. En 1765, ascendió al episcopado como obispo de Plasencia, y al año siguiente, recibió el nombramiento como arzobispo de México, donde asumió su cargo en 1766, recibiendo el palio de manos del obispo de Puebla.
 
Durante su mandato en México, presidió el IV Concilio Mexicano, aunque las actas resultantes no lograron la aprobación ni del monarca ni del Papa. En 1771, fue designado arzobispo de Toledo y posteriormente fue elevado a la dignidad cardenalicia por el Papa Pío VI. Su legado perduró hasta su fallecimiento en Roma el 17 de abril de 1804.
 
Miguel Cabrera, destacado pintor mexicano, emergió como una figura dominante en el panorama artístico durante la segunda mitad del siglo XVIII. Su pincel retrató en varias ocasiones a Francisco Antonio de Lorenzana y Buitrón. Entre estas representaciones, destaca la obra que presentamos, firmada y fechada por Cabrera en 1767, apenas un año después del nombramiento de Lorenzana como arzobispo de México. Pintado en México, es probable que fuera un encargo directo de Lorenzana para su familia, con el deseo de perpetuar su eminente figura y asegurar su legado en la memoria colectiva. La intención era enviar la obra posteriormente a España.
 
Este retrato del arzobispo Francisco Antonio de Lorenzana y Buitrón es una obra detallada que ofrece una visión completa de su persona y su posición en la sociedad de la época. El arzobispo aparece representado en un busto, rodeado por cortinajes verdes. Viste una capa roja y porta una cruz pectoral de diseño singular y austero. Su mano derecha realiza el gesto de bendición, mientras que detrás, a la izquierda de la composición, se observan las cuatro mitras y el báculo, símbolos de sus cargo eclesiásticos. En el fondo, una colección de libros sugiere su dedicación a las letras. Sabemos que el cardenal abrió en el Palacio Arzobispal en 1773 por mandato del rey Carlos III, la primera biblioteca públicade la historia. En ella reunió el legado bibliográfico de aquellos fondos pertenecientes a sus antecesores en el arzobispado, los libros valiosos y objetos curiosos que él mismo trajo de su estancia en Méjico (y con los que conformaría un Gabinete de Historia Natural) y los más de nueve mil libros propiedad del colegio de Jesuitas.
 
En el ángulo superior derecho se muestra su escudo heráldico, y en primer plano se destaca su birrete doctoral, indicando su título de doctor en teología, cánones, filosofía, medicina o jurisprudencia. La habilidad y pericia de Cabrera se evidencian al ubicar el bonete en el espacio del cuadro, logrando que parezca salirse del mismo como un trampantojo. Una cartela inscrita detalla su nombre, títulos y méritos, recordando su trayectoria académica y eclesiástica. Estos elementos eran comunes en los retratos novohispanos, facilitando el reconocimiento de la figura y sirviendo como una suerte de hoja curricular. Se destaca la habilidad del artista para capturar la expresión y la personalidad del sujeto. La mirada ‘regia y atenta’ del arzobispo refleja su autoridad.
 
Se conservan otros dos retratos de Francisco Antonio de Lorenzana pintados por Miguel Cabrera, con variaciones compositivas respecto a la obra que presentamos. Uno en el Banco Nacional de México, fechado en 1765, un año antes de que fuera nombrado arzobispo, lo muestra con un tintero. El segundo retrato, conservado en el Museo Nacional del Virreinato de México, fechado en 1766, lleva una leyenda inscrita: “Illmo. Sor. Dn. Francisco Antonio de Lorenzana Buitrón, Collegial mayor de San Salbador del Obispado de Oviedo de la Ciudad de Salamanca, Canonigo Doctoral de la Sta. Iglesia Catedral de Siguenza; Canonigo, y Vicario General de la Sta Iglesia Primada de Toledo, Abád de Sn. Vizente, Dignidad de dicha Sta. Primada Iglesia del Consejo de S.M. Obispo de Plasencia y actualmente arzobispo de México” y apreciamos la ausencia de los libros del fondo, así como del escudo heráldico. 

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