La técnica de la grisalla fue un método pictórico ya utilizado en la Antigüedad grecorromana alcanzando su momento más prolífico en el Edad Media hasta el siglo XVII. Artistas y artesanos desarrollaron esta técnica como resultado de las búsquedas en su evolución pictórica y ante la necesidad creativa de dar un aspecto más volumétrico a las formas.
 
Ambas tablas, lotes 677 y 678, probablemente formaran parte de un retablo. En una de las tablas, el pintor sitúa la figura del Arcángel San Gabriel de rodillas con el bastón de mensajero acompañado de Dios Padre y en la otra, la figura de la Virgen en un interior doméstico con su lecho virginal al fondo. Con una pincelada precisa de tonalidades monocromas en gris, blanco y negro el pintor va creando las distintas figuras y formas. Sin duda, el aspecto escultórico de ambas obras, quedan matizadas por un cuidadoso juego de luces y sombras a través de las distintas gradaciones en el empleo del color; la luz queda definida por el blanco y la sombra por el negro.